¿Qué tienen en común un vendedor agotado, un director creativo estancado y una emprendedora con mil ideas pero ningún resultado?
Todos han cometido el mismo error: intentar hacerlo todo por sí mismos. Yo también estuve ahí. Intentando ser el superhéroe de mi negocio, creyendo que si lo hacía todo, llegaría más lejos. La realidad golpea duro: más estrés, menos tiempo y resultados mediocres. Hasta que aprendí una lección que lo cambió todo: "No es lo que haces, es cómo lo delegas."